Nos encantan las croquetas pero creo que, con diferencia, éstas son mis favoritas. Son, sencillamente, una explosión de sabor en la boca y muy fáciles de hacer. Para darnos este inmenso placer vamos a necesitar:
- 1/2 kg. de cebolla morada
- 125 grs. de azúcar moreno
- un buen chorrete de vinagre de jerez
- sal y pimienta
- aceite de oliva virgen extra
- 750 ml de leche entera
- 100 grs. de harina
- 1 c.s. de mantequilla
- 100 grs. de queso de cabra
- harina, huevo y pan rallado para el rebozado
Comienzamos picando en brunoise la cebolla y la ponemos a pochar con una pizca de sal. Una vez esté blandita, añadimos el azúcar y removemos hasta que empiece a caramelizar. Añadimos el vinagre y dejamos cocer a fuego suave hasta que reduzca. Retiramos y colamos para quitar el exceso de aceite.
En un cazo o sartén, derretimos la mantequilla y tostamos la harina. Añadimos la leche poco a poco, removiendo, salpimentamos y dejamos que se vaya haciendo una bechamel espesa. Retiramos del fuego y añadimos la cebolla caramelizada y el queso de cabra, sin la parte de la costra y desmenuzado. Removemos bien para mezclar, con el calor, el queso se irá derritiendo y repartiendo bien.
Volcamos a una fuente, tapamos con film transparente que tape la masa y dejamos enfriar, primero a temperatura ambiente y después en frigorífico. Lo mejor, de un día para otro.
Vamos a dar forma a nuestras croquetas, como queráis, en bolitas, alargadas, como os plazca y las pasamos por harina, huevo y pan rallado. Vamos friendo a fuego fuerte, sumergiéndolas completamente en el aceite. Yo lo hago en un cazo pequeño, en tandas de tres, cuatro piezas. Así se doran muy rápido y no les da tiempo a abrirse. Sacamos sobre papel absorvente y ya solo queda hincarles el diente pero ¡cuidadín!, esperad un poco que os quemáis. Buen provecho.
Comentarios